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De Londres a Villa Crespo vía Madrid, Lima, São Paulo, Foz do Iguaçu, Puerto Iguazú y Aeroparque




Tras estar algunos días en Londres, llegó el momento de comenzar a volver a casa, el cual iba a ser realmente un largo y agotador viaje trasatlántico e incluso intercontinental.
El viaje partió a primera hora, cerca de las 06:00 am cuando salimos del hotel donde estábamos alojando en la capital británica para poder tomar en la estación King's Cross-St Pancras International el tren que nos llevaría al aeropuerto Gatwick, el Thameslink, el cual cruza los suburbios del sur de Londres, mostrando una imagen cotidiana y poco vista por el turista que llega o sale de esta ciudad.

King's Cross-St. Pancras. Londres


Es en este recorrido matinal -cuasi madrugada-  puedes ver una Inglaterra más cercana a los estereotipos visuales que se tienen del país:  las típicas casitas de ladrillo sacadas de película de terror de la casa Hammer, autos pequeños manejando a la izquierda y uno que otro inglés estirado con paraguas y bombín. Tras cerca de 50 minutos de cruzar lugares como Croydon, Brixton, Purley, Redhill y otros,  llegamos a la estación que se encuentra en el terminal sur del Aeropuerto de Gatwick. Tras dejar las maletas en el counter de la línea aérea, pasamos por el control de pasajeros que se realiza con bastante amabilidad  dentro de lo estricto que son esta clase de revisiones (no como en Venecia que verdaderamente llegan a ser hinchapelotas) para luego ir por un largo pasillo para buscar la puerta del avión (El Reino Unido como los Estados Unidos y México no sella los pasaportes de salida). Mientras esperas el avión, se puede tomar de estantes diarios y revistas gratuitamente para leer en la sala de embarque o en el vuelo mismo. El avión a Madrid sale a la hora, para variar, lleno de británicos gordos y comedores de sandwich del menú del avión junto con uno que otro sudamericano -argentinos en su mayoría- con bolsas de compra de tiendas londinenses.

La Gran Vía, Madrid


Tras 2 horas de viaje, llegamos nuevamente a Barajas, y por ende volvemos a entrar a la zona Schengen, donde tuvimos que nuevamente pasar por el control migratorio de los poco amables policías españoles.  El que nos tocó, nos preguntó muy mala onda "de donde vienen". Le respondimos "Del Reino Unido" y al preguntarnos "¿por cuanto se quedan?" la respuesta fue: "nos vamos mañana", cambiándole la cara al agente policial.    Tras buscar los equipajes, fuimos a la salida de la T4 a la parada del autobús para tomar tomar el Bus Exprés Aeropuerto que nos volvió a dejarnos en Banco de España. Tras caminar algunas cuadras, fuimos a dejar las cosas al Hotel (Hostal San Lorenzo) y aprovechamos de dar las últimas vueltas por una Madrid que pese a la entrada poco simpática que tuvimos en Barajas, se hace cada vez más entrañable. Luego de hacer las últimas compras y recorridos por la ciudad,  a la noche nos fuimos a tomarnos unas cañas, para luego dormir, ya que el día siguiente iba a ser bastante largo.


Espera en la T4S, Madrid

Tras dormir plácidamente, nos levantamos a tomar desayuno, el cual lo hicimos en el Rodilla de Callao (calle Preciados 25) a un precio más que decente y mucho más barato que en Buenos Aires. Luego de eso, fuimos a buscar las cosas para tomar el Bus Exprés Aeropuerto, el mismo que pasa por el Banco de España, A la media hora de tomar el micro (bus/camión) habíamos llegado a Barajas.

El autobús nos dejó en la T4 para tomar un minitren que nos llevaría a la T4S donde teníamos que abordar el vuelo de Ibería que nos llevaría a nuestra primera escala Lima ¿Por que Lima? cuando uno encuentra vuelos baratos -como fue nuestro caso- te puedes encontrar con el hecho de que la ida o la vuelta pueden ser con muchas paradas y este vuelo de vuelta a Villa Crespo tendría muchas escalas....y la primera sería Lima. Salimos a las 13:05 horas de Barajas, con la idea de que el viaje sería pesado y monótono. Por suerte, esta primera parte no lo fue, ya que el avión tenía un buen sistema de entretenimiento y al menos la comida estaba más que bien, además de dormir por largos momentos.


Aeropuerto Jorge Chávez, Lima


Tras 11 horas de vuelo, por esas cosas del huso horario llegábamos a las 19:05 hora local al aeropuerto Jorge Chávez de Lima, en el cual recién estaba atardeciendo. Luego de salir del avión, tuvimos que pasar por un control para pasajeros en tránsito y luego de eso hacer tiempo....comer algo ahí, olvídalo...los precios estaban por las nubes....un agua de medio litro casi 5 dólares. Un robo absoluto. Así que aprovechamos de sentarnos y tratar de dormir (tarea casi imposible dado el ruido de unos niños y una madre  que les pasaba gritando) las 4 horas que teníamos en el aeropuerto limeño para tomar nuestro siguiente vuelo, el de las 23:50 horas para el aeropuerto de Guarulhos en São Paulo. Ahí subimos al vuelo de Latam, nos dieron algo de comida y dormimos prácticamente hasta que el avión aterrizó en el aeropuerto paulista. Bajamos del avión cual zombis, hicimos la fila de migraciones ya que teníamos que hacer otro vuelo más, hasta Foz do Iguaçu, el cual era local.  Nos timbraron el pasaporte los de la Policía Federal brasileña, sin duda con mucha más onda que los de Madrid y nos fuimos a buscar las maletas ya que como la conexión era local. Tras eso, fuimos a buscar a comer algo, encontramos algo de comida rápida (Pizza Hut) la cual era comida de aeropuerto, pero sin duda más barata que en Lima o Ezeiza.....

Aeropuerto Guarulhos, São Paulo



Luego fuimos al counter de Latam para tomar nuestro vuelo a Foz, algunos argentinos y mucho brasileño haciendo turismo interno. El vuelo salió a la hora y por fin, este era el penúltimo vuelo antes de llegar a Villa Crespo.  Tras menos de 1 hora y media, aterrizábamos bajo la lluvia en el pequeño aeropuerto de Foz de Iguaçu....una cosa curiosa, los tipos de Latam nos esperaban con paraguas dado que llovía torrencialmente y este aeropuerto no tenía mangas así que había que bajar la escalerita y tomar el paraguas de cortesía. Entramos, esperamos las maletas y a tomar un taxi para Puerto Iguazú, ya estábamos hechos percha y gasolear ya no tenía sentido. El taxi nos costó 125 R$ (casi 650 ARS en ese momento) y se podía pagar con tarjeta dado que muchos reales no teníamos...esperamos que viniera el taxi y listo, comenzábamos la última parte del viaje. En pocos minutos pasamos del aeropuerto a la frontera brasileña, donde no tuvimos que esperar tanto para timbrar nuestra salida del país.

Sala de embarque, Aeropuerto de Puerto Iguazú


Tras este trámite nuevamente al taxi para cruzar el puente Internacional Tancredo Neves y llegar a Argentina. Acá el control de migraciones fue bastante escueto: pasamos pasaportes y el agente nos pregunta: "de donde vienen" y respondimos..."de Madrid". Al escuchar eso, salimos de inmediato y el taxista nos dejó en la Terminal de Ómnibuses de Puerto Iguazú,ya que teníamos varias horas para nuestro último vuelo que era a las 21:00 horas.  Teníamos 7 horas para hacer tiempo, comimos algo ahí en la terminal y tras dos horas de estar ahí, nos fuimos en taxi hasta el aeropuerto de Puerto Iguazú. Tal vez el más precario de todos los que recorrimos, donde no ha habido mucha inversión pero eso sí, a la concesionaria mal no le ha ido. Tras tomar algo, fuimos a dejar el equipaje al counter de Aerolíneas Argentinas y de ahí pasamos a la sala de embarque, que era lo más parecido a un terminal de micros que a la de un aeropuerto con alto movimiento....al llenarse de gente el ambiente se hacía irrespirable dado que el aire acondicionado era mínimo, existiendo unos ventiladores que mucho no podían hacer. Pero por suerte, llegó la hora de subirnos al avión  con destino a Aeroparque y a Villa Crespo, nuestro hogar. Al despegar de Puerto Iguazú, comenzamos a cerrar el largo viaje de casi 36 horas desde Madrid y otras 24 más si le sumamos el vuelo desde Gatwick. Era el fin de este viaje, por Europa pero como siempre sucede, es la semilla de otro...

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